miércoles, 2 de abril de 2008

El orgullo de nacer en esta tierra

La zulianidad: El orgullo de nacer en esta tierraUna puesta de sol que convierte el azul del cielo en naranja, un repique de tambora, el sonido de la bocina de un cepilladero, una plegaria a La Chinita, el voseo que fluye en una conversación y hasta el olor a plátano frito son aspectos que conforman la zulianidad. Cada una de estas imágenes y muchas otras más están arraigadas en la mente y en el corazón de los pobladores de esta tierra, provocando en ellos un sentimiento de amor por sus raíces y de orgullo por pertenecer a este estado.

Desde pequeño un zuliano adquiere costumbres únicas de la zona y va creciendo realiazando de actividades que sólo aquí se hacen, las cuales marcan en él una característica común con todos sus coterráneos, que los une y a la vez los diferencia del resto de la población nacional.

Ser zuliano significa ser dicharachero, hacendoso, espontáneo, parrandero y hasta un poco presumido, cualidad que quizás tiene por estar al tanto de que forma parte de un territorio agraciado. Celebrar la zulianidad, cada 28 de enero, es exaltar el cariño por lo propio, por las costumbres, por las tradiciones, y por todos los elementos espirituales y de origen, compartidos por quienes nacieron dentro de los límites del Zulia. A continuación se presentan los rostros de quienes con su labor -repetida por muchos otros- contribuyen a fortalecerla.

Con fórmula secreta

Desde hace 18 años el señor Jorge Luzardo se dedica a perfeccionar una "fórmula secreta" que atrae a más y más adictos. Junto a su esposa, Ada Semprún, realiza y vende diariamente entre 800 y mil cepillaos y decenas de dulces típicos zulianos que "deleitan el paladar de los de aquí y también el de los visitantes".

Las recetas de los dulces, en los que predomina el de lechosa con piña, los huevos chimbos, el limonzón y el chocho'e vaca, son originales de los abuelos de su esposa, quienes también vendían en Mene Grande. Mientras que los cepillaos -cuya base es de mantecado pero existen en una gran variedad de sabores- son el resultado de muchas pruebas que dieron origen a una receta "única" y propia de Luzardo, quien la ha compartido sólo con su familia. "A la gente le gusta los cepillaos de mi negocio (El Cangurito) porque mantengo la calidad y el gusto no se pierde, siempre es el mismo. Por ahí tengo en cuidados intensivos dos sabores nuevos que los voy a sacar al aire en los mejores meses que son entre marzo y agosto".

Para él la zulianidad son "las costumbres del pueblo" y afirmó que su labor forma parte de este término porque "es una tradición de la gente venir a comer dulces y cepillaos".

Tallando el recuerdo

Su arte la aprendió siendo sólo un ayudante, luego se especializó con un curso de ebanistería artesanal que le permitió mejorar la técnica; Ignacio Morales, de 39 años, se destaca por confeccionar fachadas de casas en madera que evocan las tradicionales construcciones de los sectores El Empedrao, Santa Lucía o el Saladillo.

Hacer una casa grande, de casi un metro de alto, le puede tomar toda una semana porque los detalles son tallados "cuidadosamente" a mano. El oficio, con el que mantiene a su esposa y a su hijo, le gusta "mucho por lo difícil que es trabajar las piezas, sobre todo al comienzo".

Afirmó que la zulianidad es "todo, y es ser del Zulia", por lo tanto su trabajo "indudablemente" forma parte de ese todo, ya que "cuando alguien compra una casita se está llevando un recuerdo de cómo es y cómo fue la ciudad. Hago casas que existen o que existieron, porque lamentablemente todas las de por aquí se están cayendo y nadie intenta conservarlas".

Desde hace 14 años Morales es miembro de la sociedad religiosa Servidores de María, a la cual se unió por "devoción" y porque siempre le había parecido algo "grandioso cargar en los hombros a la madre de Dios".

Entre chistes

Luego de un par de "chistecitos" Amílcar Del Villar recordó que comenzó "de lleno" en el mundo del humorismo, hace 15 años cuando formó parte del grupo Montuno, integrado por "gente humorista" como Javier Vertel, Osías Acosta, Francisco Salazar y Reinaldo Valladares. Desde pequeño le contaba a sus tías los chistes que aprendía en la escuela o en la televisión. "Me gusta mucho esto porque así es mi temperamento, alegre. Y gozo echándolos porque me da risa desde que me imagino las situaciones".

Dijo que Maracaibo se presta para el humor porque el pueblo saca un chiste de cualquier anécdota. "Somos muy ocurrentes, eso se evidencia hasta en un carrito por puesto a las 3.00 de la tarde donde los cuentos graciosos salen espontáneos".

El término zulianidad para él es la suma de las costumbres de toda esta tierra y aseguró que los chistes forman parte de ellas porque "el humor le brota por la piel al zuliano. Es algo natural que lo caracteriza en todo el país".

Desde el centro de la zulianidad

Limpiar tres veces al año la reliquia de la Virgen de la Chiquinquirá y asistir de lunes a sábado a la iglesia para ayudar en cualquier "emergencia" que se pueda presentar, es la rutina que convierten a Enairo Villasmil, joyero de 77 años, en un ser especial, aunque él mismo así no lo crea. "No me siento jochao, lo hago por caridad y por fe".

Desde 1970 le llaman el "Orfebre de la Virgen" porque su labor de limpieza incluye reparar cualquier pieza que se haya deteriorado, y confeccionó la orfebrería que está debajo de la reliquia. "Conozco todo lo de la Virgen como la palma de mi mano. La limpio con mucho cuidado porque son cosas muy antiguas".

Tras hacer sus ejercicios físicos y desayunar, Villasmil está puntual a las 8.00 de la mañana en la Basílica, y entre las actividades que allí cumple está el llevarle a su patrona las peticiones y oraciones que otros le encomiendan. "Soy feliz haciendo esto, lo hago con devoción".

Aseguró que fue elegido por la Virgen para la labor y que permanecerá cumpliéndola hasta que "ella y Dios lo quieran".

La Basílica, según él, "es el centro de la zulianidad" porque a diario acuden cientos de personas de todas partes para visitarla a ella. "No paran de verla, esto nunca se va a acabar porque forma parte del pueblo. La zulianidad es querer a esta tierra, tratar de que todo sea lo mejor para acá, por supuesto sin egoísmo para los otros".

En la sabrosura del Lago

Disfrutar de la brisa del Lago, comerse un rico sancocho con arepa y luego dormir en una esquina de su lancha -La Pacha-, son las actividades que más disfruta José Villalobos cuando cumple con su labor de pesca.

A diario se embarca junto a dos compañeros, desde las 6.00 de la tarde hasta las 6.00 de la mañana, "por supuesto" no olvida llevar su rin para cocinar en medio del Lago. "Tiramos las redes y tenemos que esperar varias horas para ver si atrapamos algo. Es muy sabroso, lo que no me gusta es reparar las redes que se rompen fácilmente con los hierros y basura que hay debajo del agua. Además la cosa se ha puesto difícil porque hay mucho ladrón en el agua, nos atracan con pistolas".

Su piel quemada y arrugada representa la marca que le ha dejado el sol y el Lago zuliano a lo largo de 20 años de labor continua.

"La zulianidad es el derecho que tenemos de vivir aquí y de querernos unos a otros", dijo el pescador de 62 años, para quien su trabajo forma parte de ese término porque "primero fue el pescado que el petróleo y la ganadería. Pescando mantenemos al pueblo".

Embrujado por el ritmo zuliano

Ricardo Cepeda"Yo llevo aquí en el pecho un orgullo tan grande de ser maracaibero, alegre y tropical. Que lindo es Maracaibo, pedacito de tierra donde nace un poeta lo mismo que una flor..." entonó Ricardo Cepeda, antes de hablar de su trayectoria como cantautor de los géneros musicales zulianos, los cuales conoció desde que era un niño "gracias a papá y a mamacita. Heredé de ellos el amor por la música y por lo nuestro. Papá nos hacía los instrumentos de gaita y paralelamente cantábamos el bambuco, la danza, la contradanza y otros estilos".

Su primera grabación la hizo en 1969 con los Tucosones, luego formó parte de reconocidas agrupaciones gaiteras como Los Cardenales del Éxito, VHG, La Universidad de la Gaita y Los Colosales.

Para él la zulianidad es "el sentimiento de orgullo del zuliano por las cosas que lo identifican. Creo que tenemos que sentirnos muy felices y orgullosos de la tierra en que nacimos que es un paraíso que papá Dios nos dio. Geográficamente está bien situado, con muchas riquezas, un sol de alta calidad, las mujeres más bellas y las costumbres más arraigadas y campechanas".

Su amor a la gaita es fuerte por ser "el mejor vehículo para reclamar cosas, para darle gracias a la Virgen que es nuestra pastora espiritual, para destacar la hermosura de nuestro estado y para expresar el amor que sentimos por otra persona. La combinación del sonido de los instrumentos tiene un embrujo que se va ganando la pasión de uno".

Orgullosa de su cultura indígena

Tras cortar el moriche en la montaña de la sierra y ponerlo a secar "a pleno sol", Libia Añandón de 19 años, se dispone a realizar la tarea que su "abuelita" Maria Luisa Achinkay le enseño desde que estaba pequeña. Tejer sombreros, cestas y esterillas es la labor que le permite sobrevivir a esta chica descendiente de la etnia Bari. Aunque la tarea puede ser difícil -"sobre todo en los tejidos más cerrados"- la realiza con cariño, pues así ayuda a sus padres. "Tuve que mirar mucho cómo lo hacían los demás para poder aprender".

En un día puede confeccionar hasta seis sombreros, que luego son vendidos, por 15 mil bolívares cada uno, en el centro de Machiques, donde vive. Aseguró que se gana bien "sobre todo en ocasiones especiales como las ferias".

Añandón, lleva la zulianidad en sus venas. Con orgullo afirmó: "Me gusta esta actividad porque forma parte de mi cultura".

No hay comentarios: